martes, 11 de enero de 2011

Deseada tormenta

Y ahí estás, esperando             que un rayo luminoso desintegre cada mísera        parte de tus dudas, miedos y comederas de cabeza en    general. Pero sabes que no pasará, porque los rayos  sólo aparecen cuando hay tormenta, y ahora no corre mas que una leve brisa. Aún así ahí te quedas, esperando a la tormenta para que agite tu corazón, respires mil veces por segundo y sientas el viento en la cara. Te encantan, siempre te han encantado, aunque fuesen tormentas inventadas, porque es en las
tormentas cuando te sientes 
un poco menos 
 muerta.




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